Monday, 13 April 2020

La llegada del dragón

Mi consciencia estaba en la inmesidad de la oscuridad. Todo era negro y apenas empezaba a preguntarme quién era yo cuando un recuerdo lejano cruzó mi mente. -La plaga, muerte de la humidad. - Sentí miedo. 
-Quiero estar segura. - Susurré mientras apretaba mis recién descubiertos puños. oh, tenía un cuerpo.  
- Si quieres seguridad te puedo dar un refugio. Dijo una voz detrás de mi oreja derecha. - La oscuridad dio paso a un océano y un cielo sin luna pero era reconocible porque el escenario tenía su propia luz dando visibilidad a todo, baja pero reconocible. 

Lentamente como escupido de la boca del lobo vino un pequeño barco de madera a mi encuentro, navegaba a la deriva en aquel mar. 
-Entra.   - Dijo la voz. 
-Ya? - Pregunté dudosa de cómo hacerlo. Yo flotaba y no estaba segura de mi forma detor del agua. 
- Solo entra. - Repitió
Me aproximé al barco con ayuda de las corrientes del mar, corrientes visibles por la enrgía que las formaban y antes de tocar la madera, de alguna forma su superficie dura y negra cambió y pude ver mi reflejo. Era el de una mujer joven, piel trigueña, ojos oscuros, ojos tristes.

Entré en la parte inferior donde estaban todas las reservas de comida y una vela iluminaba la enorme bodega.
-Supongo que aquí puedo sobrevivir, susurré para mi adentros. -Aquí estarás a salvo por ahora. Dijo la voz.
Miré a mi alrededor tratando de acostumbrarme la idea de que aquel aislado bote sería mi refugio por un largo tiempo. Llevaba ropas negras y tenía un cabello largo que llegaba debajo de mi cintura. Quise sentarme en el piso de madera pero antes salí a cubierta y volví. Me senté cruzando las piernas viendo mi sombra alargada por la vela. Una sombra... la mía.
-Oh no! Oh nooo!! No puede ser!!. Dijo la voz aterrorizada en quel espacio detrás de mi cabeza, un espacio ocupado.

La madera del barco se hizo invisible solo para que yo pudiera ver a qué se refería la voz. Vi un cielo con una tormenta inminente, la tormenta que pronto estallaría como el mismo infierno. Miré a mi alrededor, a lo lejos habían otros barcos de madera con personas dentro, una persona por barco. Eran como pequeñas sombras con forma humana y me pregunté si yo también lucía así para ellos. 

Las nubes antes grises negras se tornaron rojas y relámpagos cruzaban el cielo como ratones enloquecidos. Sentí la presión en mi garganta. 
Un rugido monstruoso vino desde el anillo de nubes. Un rugido familiar que despertaba sensaciones en mi cuerpo e hizo detener el viento que llevaba la lluvia como si el mundo contuviera el aliento. Del cielo caía un dragón verde con forma de serpiente y cuernos dorados. Sobre su lomo tenía una linea roja y algunos reflejos cobrizos en sus patas, vientre y melena. Sus ojos eran enormes, azules como el color del mar enfurecido y fijó su mirada en mí.

-Voy a morir? - Preunté a la voz con un susurro. -Sí, morirás. Sentenció la voz.
-Dolerá? - un tono de resignación que no pude ocultar salió desde más adentro que mis labios.  Era conciente de que estaba en medio del océano y no podía navegar, matar a la bestia, detenerla, esconderme o hacer algo para cambiar el curso de las cosas. - No, no dolerá, no es lo que parece... pero si morirás. 

De pie en la bodega de mi barco de madera esperé al dragón que venía por mí. Mi espalda estaba recta, mis piernas jamás temblaron. De nuevo se sentía familiar y esperé a mi muerte con un gracias a mis vagos recuerdos, sensaciones que me embargaban, sensaciones que me decían de un amor perdido,  un gracias a quién había sido alguna vez. Quise despedirme pero no era posible, ya no había marcha atrás, había cometido muchos errores. Con una sonrisa cerré mis ojos volviendo a mis orígenes. -Adios. -Dije aceptando mi futuro. Sonreí.

Cuando el dragó impactó en el agua, provocó un tsunami como la humanidad nunca antes había visto. Podía ver los ojos del dragón mirándome fijamente sin parpadear. Me quería solo a mí, yo era su objetivo.

Sentí cómo el mar subía de nivel en segundos y mi barco se desintegraba convirtiéndose en astillas, miré a mi alrededor y los otros barcos desaparecieron como polvo, las personas dentro no habían dejado huella, no estaban. Sentí mi cuerpo desaparecer como quien jabona la piel con una esponja un poco áspera. Mi forma ya no estaba, no manos, no pies, no tenía nada... 

El dragón llegó a mi encuentro con sus ojos fijos en mí. Con otro rugido pasó de largo provocando más olas y caos. Yo era suya y estaba atrapada en las corrientes de agua como un pequeño planeta atraído por el sol. Era la única sobreviviente. 
-Con que así se siente morir... es liviano, extraño. De repente sentí un abrazo, algo rodeando mi ser con ternura, dolor y amor incondicional -Sabiendo que no podía escapar me dejé llevar por la bestia.
Justo a mi lado, las escamas brillaban aún más y lo comprendí. Era mi reflejo, yo brillaba sin una forma definida. Había olvidado mi nombre, quién había sido pero yo era yo y seguía viva de algún modo, no había desaparecido en las tinieblas como los demás. Sentí la llamada de la rebeldía, iba a luchar, iba a seguir.

Las brillantes escamas verdes del dragón en el agua era todo lo que podía ver hasta que por fín salió del agua llevándome consigo y fue allí en el aire cuando vi unos acantilados que potegían una ciudad en el desierto. Era un refugio.
No habían luces en la ciudad, pocos edificios altos y un faro en lo alto. 

Desde el cielo me dirigí a la ciudad luchando contra los vientos. 
-Escaparemos allí - .Dije a la voz esperando su ayuda. -No es posible, no lo lograrás. - Dijo ella. -La bestia lo sabe. 
Y como si la bestia leyera mis pensamientos, se adelantó a mí con una rapidez increíble, una sonrisa se asomaba desde su hocico lleno de colmillos blancos. Había tomado el reto muy en serio y con un movimiento de su cuerpo sobre el mar provocó olas casi tan altas como los acantilados que rodeaban la ciudad  dejándola así bajo el agua.
Había sido una ciudad fantasma, posiblemente abandonada pero no estaba segura ya que había sentido gritos de angustia a la distancia, gritos silenciosos.
Sentí culpa... Una ciudad reliquia destruía por mi. No volvería a esconderme.

-Vamos. - Dijo la voz - Ya es hora.

Me elevé en el aire y el dragón me tomó con una de sus patas delanteras, como si de una mano se tratara y me puso en su pecho, justo en su corazón. La bestia había puesto sus ojos en mí, había bajado de los cielos solo para buscarme. 

Se sentía familiar estar allí...

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Desperté con la mirada del dragón en mi mente.
Era un sueño y mi corazón dolía.









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