Saturday, 25 April 2020

El muro de hielo

La nieve estaba en todas partes pero no tenía frío. No habían lámparas, solo una extraña luz que venía de todos lados, la nieve tenía su propia luz, los árboles y el oscuro cielo.

La luna nueva brillaba solitaria con una estrella de compañía. Miré detrás mío. Nadie, solo los ároles y yo. Di un paso con mis pies desnudos, un vestido blanco ocultaba mi cuerpo desnudo. podía sentir la brisa helada endurecer mis pezones, ahora si hacía frío.

Di un paso tras otro, lentamente por unos pocos metros hasta llegar a una playa de piedra negra dejando detrás la nieve. Miré a mi alrededor de nuevo, solo los árboles movidos por el viento.

Salté en un pequeño bote de madera con un par de remos, el bote era blanco con una linea roja en cada lado. Cuando tomé asiento, el bote se movió automáticamente como llevado por cadenas. Se detuvo justo en frente de un gigantesco muro de hielo iluminado por una luz verde, como el reflejo de una boreal en el cielo. Entonces me di cuenta que era un reflejo de verdad, como era arriba, era abajo, pero arriba no había un muro de hielo, no habían árboles, ni hielo, solo la luna que empezaba a brillar más y más, Era mi bote blanco.

Permanecí sentada en medio del agua observando el muro. No existía nada más alto y extenso que aquel muro, nada más poderoso y era maravilloso.

Me quedé sentada observando por una eternidad.

Salté del bote al agua. Mi cuerpo cayó pesadamente hasta el fondo del lago. Yo había tenido razón, habían cadenas atadas al bote que lo arrastraban.
Desde el lecho del lago vi como mi largo cabello se movía con el agua, vi la sombra del bote y la luz de la luna.

El enorme muro se veía claramente desde el fondo del lago.


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