Ella era alta, de piel canela, más oscura que la mía. Cabello largo y rizado, delgada y una sonrisa hermosa, brillante.
Yo flotaba en medio de la calle y sin forma definida. Sin saber qué más hacer, seguí las órdenes de mi voz. -Entra allí. Ella dijo como un susurro en el lado derecho de mi ser.
Como si hubiera recibido una patada en el culo, me lancé dentro de aquella mujer y me hice espacio junto a su corazón, era cálido.
Estábamos en clase de la universidad, el profesor no paraba de repetir pero aún así sentía agradecimiento de parte de ella. No era fácil para ella ir a estudiar, era pobre.
A la salida de la universidad iba acompañada de una amiga, ella era linda, una chica average. Ambas hablábamos de las tareas y del calor que hacía. El sol parecía brillar mucho más y el escenario tenía un tono zanahoria. De repente las chicas a mi alrededor gritaron de emoción y mi amiga empezó a susurrar. Qué era? nos preguntamos llenas de curiosidad. Con paso lento nos acercamos a la muchedumbre y vimos a un hombre joven bajar de un auto lujoso color negro.
El joven era alto, delgado y de piel aún más oscura que la nuestra. Un recuerdo golpeó mi mente, no.... esta no era mi piel...
Ambas miradas se cruzaron el del joven y la nuestra. Sentí un gooongggg producido por el golpe de dos masas enormes, golpes de metales y patadas en la barriga con dedos atenazado mi garganta. El joven se acercó a nosotras con una sonrisa.
Mi amiga se retiró al igual que las otras chicas, me odiaban porque el joven había enfocado su atención en nosotras. Minutos después me entero que es un príncipe del medio oriente y su padre es el rey. había llegado al país para terminar un curso de estudios pero debía irse a su país pronto.
No había forma de separarlo de nuestro lado, la felicidad en el pecho de la joven aumentaba cada día al igual que el amor que nacía entre ambos. En una de nuestras citas fuimos a la playa, una playa que yo conocía bien... ya había estado allí en mi realidad, en quel entonces era un amanecer pero aquí era el atardecer. Sentí el viento cálido golpear mi pecho y elevar mi cabello. Era real. Las palmeras se agitaron con el viento, flores moradas entre los arbustos y enredaderas. Un rompe olas paralelo a la playa a una considerale distancia.
El príncipe da media vuelta y me encara, se arrodilla y me regala un rosa. con sus manos en las mías me pide aquello que no esperaba. Quería que fuera con él a su país, que conociera a su padre y su mundo. No pudimos aguantar la tristeza, no teníamos el dinero ni la forma de ir. El príncipe ofreció pagarlo.
Volví a casa, mi madre esperaba. Ella era alta, voluptuosa, su piel era como la mía y sus pechos era enormes. cabello rizado y corto. Vivíamos en una casa de madera y ella se dedicaba a la pezca, vi redes de pescar por todos lados en las paredes. Mi madre sonreía al verme, ella me amaba incondicionalmente, o bueno, amaba a aquella chica y su amor se sentía fuerte dentro de quel corazón.
La mujer da su permiso a la joven de viajar tras el príncipe. y entre lágrimas nos despide.
Subía a un avión con mi mejor amiga, una chica menuda, de ojos azules y cabello castaño corto. Su piel era blanca como la nieve. Ella era una vieja amiga... y el príncipe me había dejado llevar a alguien conmigo para no sentirme sola. Mi amiga se había mostrado más que contenta en venir con nosotras.
Al aterrizar y abrirse la compuerta del avión, un auto nos esperaba, el príncipe sonríe al verme. Experimentamos infinita felicidad, una felicidad que detiene el tiempo . Corremos a sus brazos pero nos detenemos, había gente y no era apropiado para él. Debía comportarme.
El auto nos lleva hasta su casa, era una mansión-palacio con un enorme árbol en el frente. Las rejas eran doradas, puro oro. Al bajarnos del auto, mi amiga queda maravillada y varios guardaespaldas se acercan al principe para darle informes, a mis ojos se veía diferente del chico normal que era.
Me quedé rezagada, alejada del grupo, no me gustaba estar en el centro, necesitaba espacio para respirar y adaptarme. En los arbustos algo llamó mi atención. un nutria me sonreía muy amigable, usó su pata para saludarme. -Debía ser una mascota, pensé.
-Mira. Le dije mi amiga, ella mostró confusión, no podía verlo... Llamé al príncipe pero con confusión reflejada en su rostro, tampoco puede ver a la nutria. Mi boca se abrió. Nadie podía verla... Era mágica!! le dije adiós y muerta de vergüenza seguí al príncipe. Genial... bonita forma de darte a conocer... LOCA!
Los días pasaron y tuve tiempo para conocer de lejos al padre del príncipe. Un hombre negro, alto y delgado, su voz desprendía autoridad y órdenes. Le vi sentado en su trono con una túnica marrón llena de joyas. Su hijo favorito, el príncipe se acercaba a él con unas propuestas pero su padre no le hizo gracia, estaba avergonzado de su hijo.
fijé la vista a la nada recordando aquella mañana de entrenamiento con la espada, era un nuevo deporte para mi y era buena. El príncipe se acercó a mi con una sonrisa, le comento que iré a hacer ejercicio y volveré pronto. Su sonrisa se borra y una arruga muestra su descontento. -No me demoro. Le aseguro con una sonrosa pero con miedo de ser vista por su padre. -Toma. dice él mientras saca de su billetera un fajo de billetes extranjeros. - No los necesito, no gracias, solo voy a correr. al parque. Al final termino aceptando con una mueca, le aseguro que le devolveré el dinero al volver y era una tontería.
al cruzar las rejas de casa, me encuentro en un vecindario lleno de casas grandes y bonitas, niños sonrientes y felices jugando con sus padres, familias sonrientes.... la gente era blanca y rubia. El atardecer era sorprendente, de nuevo el viento acarició mi cabello y las nubes eran todo un espectáculo. Un azul profundo como el mar empezaba a cubrir el cielo, arropándolo en la noche.
Llegué a un parque lleno de gente latina y deportistas, solo quería estirarme... al girar y encarar unas escalas, veo un jaguar aparecer y saltar sobre mí. Salto para esquivarle y le doy un puño en el hocico, el primero es debil, ek segundo y tercero mas fuertes. llenos de sangre y heridas nos detenemos. Yo llevaba una espada en mi cintura pero no la uso... no lo iba a matar. La bestia se rinde y lame mi mano. -Hola. Le digo.
Pido a un hombre me traiga un kilo de carne para la bestia. Al volver el hombre (que tenía toda la pinta de paki o indio), corto la carne en pedazos con mi espada y noto gambas entre la carne. El tipo era imbécil.... Al ver el revés de la bolsa, me fijo en el precio y se me sale el corazón. Estaban cobrando lo que mi madre hacía en un mes. Era un robo, una estafa. Saco mi billetera y tomo un tercio de los billetes, no le quería dar todo porque sabía que eso no podía costar tanto y el dinero no era mío. Sentí culpa.
Alimento a la bestia y la sangre está por todos lados en mi ropa. Dios, parecía que había ido a la guerra.
Al volver a la casa palacio mansión (No tenía idea de como catalogarla), soy rodeada por los guardias y llevada a rastras a ver al príncipe y reina. Me dejan saber que alguien había degollado a los perros de la reina con una espada. Me echaban la culpa,yo era la responsable según mi mejor amiga. Pero al verla a los ojos supe que ella había sido la culpable. La reina que era la primera vez que laveía (Me la había imaginado rubita también) y ella me odiaba. Se opuso a mi relación con el príncipe y él me relegó al olvido, me había convertido en prisionera, una paria, una indeseada. Corrí hacia la reja de la salida, no pude escapar, los guardias me agarraron y me alejaron de la salida. Atrapada.... Miré al cielo sin esperanzas, mis lágrimas llenaron mis mejillas. El corazón de la joven gritaba por su madre y sabía que su madre no podía salvarla, estaba lejos y no sostenía ningún poder, no volvería a verla.
Los días se hacían eternos, tenía que ver al príncipe besando a mi ex mejor amiga y para colmo ella había llevado a su hermana gemela a vivir al palacio, ambas eran sus novias. Morí de asco. Como alguien en su puta vida podía gustar de una chica con cabello corto y rizado? Este pensamiento no era de la joven... eran míos... yo, mi esencia, la que estaba estancada en ese cuerpo. Alguien me había dicho que el cabello largo en una mujer era hermoso pero no lograba recordar quién era.... Un bloque en mis memorias me impidió recordar, estaba cerca pero lejos.
El día de nuestro castigo había llegado, nos llevaron a una habitación, la habitación olía a muerte, las paredes eran azules y habían unas máquinas de madera. La reina esperaba, estaba vestida con un hermoso vestido rojo con esmeraldas, su cabello era negro y piel pálida como la nieve, ojos negros y desconfiados. El hombre que estaba en la mesa tomó mi mano...
-SAL, VAMONOS!!!- La voz gritó desesperada y de alguna forma estaba fuera del cuerpo de la joven. Sin poder creerlo vi como el hombre cortaba un dedo de la joven, el dedo pequeño, Meñique de la mano izquierda. La joven no dijo nada, ni un gemido.
El príncipe salió de las formas y ambos se miraron fijamente a los ojos.
Volví a su cuerpo cuando ella vino hacia la puerta. Su corazón mal herido vibraba como nunca antes lo había sentido. ODIO, sentía ODIO.
En el patio del palacio vimos el cielo, era la punta del amanecer, cuando volvía el azul. Más lágrimas rodaron por mis mejillas. Me dirijí al árbol que estaba a la entrada. Era un árbol único.
Aquella mañana había una reunión de la realeza que recibía familia del extranjero. Llamaron a todos los que vivían en la casa-palacio, por costumbre todos debían estar presente como forma de tradición.
Me situaron al lado de ex amiga y su hermana. Era un castigo.
El sitio estaba lleno de cámaras, risas y elegancia, tanta opulencia me enfermaba. Yo vestía un sencillo vestido azul. Una mujer hacía su entrada, era rubia pintada, ojos azules y tentas enormes. Llevaba a sus pies a un chihuahua, una ratilla temblorosa. Mi ex amiga intenta robarse la atención y saluda al perro pero el animal le gruñe y salta hacia mí lleno de alegría. No puedo evitar tomarlo entre mis manos y sentir su pelaje, el clor de su cuerpo pequeño, le di una sonrisa y el perro me dio su amor.
La reina y el príncipe ven al perrito derretido en amor conmigo. Noto los ojos de él encima mío. Me hago la tonta y clavo los ojos al suelo.
Me dirijía al bosque. El príncipe me había citado en un claro en medio del bosque que pertenecía a los terrenos de la casa - palacio, la luna era llena y parecía un faro en el cielo. Desmonto mi caballo blanco, y el príncipe hace lo mismo. Me detengo a unos pasos de él. No hubieron palabras entendibles para mi, para el ser dentro del pecho de la joven, solo sensaciones. Sentí resentimiento, rechazo, pérdida. Ella le rechazaba, no podía aceptar su perdón y el anillo que él le había dado ya hace mucho tiempo estaba en su mano derecha. ella se lo mostró.
Era inútil para él, ella no aceptaría que él no creyera en ella. Ella no aceptaría su traición.
Lentamente ella camina de regreso con su caballo. Una llama de tristeza había hecho su espacio en el corazón de ella... me quemaba.
A la mañana siguiente el rey había decidido hacer un juego que era tradición. Lamentablemente yo debí asistir. El juego era simple, todos los asistentes debían descargarlo en sus celulares . Cada miembro recibiría un orden y debía compartirla con los demás. Obedecer las órdenes de un celular... Cool ....
Mi celular vibró, encendí la pantalla y como era la normal del juego, dije la orden en voz alta 1 vez. Mis ojos no daban crédito. -IR AL ARBOL DE LA VIDA.
Estaba escrito en otro idioma, algo similar al ruso. pero esa era la orden. Grité y mostré mi pantalla. Era la orden.
Tomé la delantera a los demás y llegué al árbol en segundos tras correr con todas mis fuerzas, no quería perder esta vez.
El árbol era el mismo que tantas veces había visto. Sus raíces podían medir hasta 2 metros de alto, el tallo era plateado y las hojas eran medio grises medio azules. Un color difícil de definir. Era mágico. Era antiguo, y definitivamente no de este mundo.
Sentí alegría, el árbol se comunicaba conmigo. Su paz me inundaba.
La familia real había adecuado un restaurante al aire libre debajo del árbol. Las raíces servían como asientos y los meseros llegaron con el banquete. Las hermanas se sentaron junto al príncipe y yo quedé detrás, con esa sensación familiar de que aquel no era mi sitio. de que pronto debía irme. Me senté alejada de la muchedumbre para usar mi celular, lo había recuperado por fin. Me puse a mirar las noticias y por el rabillo del ojo sentí como la reina me observaba.
En FB un hombre hacía noticia de como había slido de la pobreza solo sembrando flores en un pueblo. Flores moradas por todos lados en aquel pueblo.
Era hermoso.